Las fincas rústicas sostenibles y su compromiso con el medioambiente.
Crops Capital

Todos sabemos lo que es el calentamiento global y qué consecuencias negativas tiene, pero estaría bien poder entender qué genera este problema para poder atacarlo desde la raíz y crear más fincas rústicas sostenibles.

La base del calentamiento global está en la emisión de gases de efecto invernadero, un proceso natural sin el cual no podríamos vivir, ya que ha mantenido a la Tierra a una temperatura media alrededor de 15°C (IPCC). El problema viene cuando estos gases empiezan a aumentar exponencialmente. En la actualidad, la temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado más de 1,5°C y la mayor parte de la culpa la tiene el aumento de la emisión de estos gases que generamos día a día, consciente o inconscientemente.

La agricultura, ganadería, selvicultura y pesca generaban en 2015 aproximadamente un 15% del total de estos gases, pero si los unimos al suministro de energía que necesita el sector agroalimentario pueden llegar al 30% del total y, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estos datos siguen aumentando. Por este motivo, en la actualidad se están llevando a cabo proyectos, metodologías y actuaciones para solucionar este problema.

Una vez expuesta la base del problema, vamos a explicar los gases más importantes dentro de este sector. El gas principal en el que nos vamos a centrar es el dióxido de carbono (CO2) producido mayoritariamente por la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la producción de cemento. El segundo gas más importante es el metano (CH4) que se produce a través de la fermentación entérica del ganado, la descomposición anaerobia del estiércol y las plantaciones de arroz. Por último, y no menos importante, está el óxido nitroso (N2O) producido por los suelos agrícolas (nitrificación y desnitrificación), fertilizantes nitrogenados y en menor medida por la quema de combustibles fósiles.

Como veis, en la mayoría de los casos, estas emisiones son debidas a procesos habituales dentro del sector, por lo que hay que intentar conseguir un equilibrio en el que solo se emita lo necesario para producir recursos. Este proceso para conseguir el equilibrio entre lo producido y lo consumido se denomina balance de cero emisiones.

Para entenderlo de una manera más fácil pongamos el ejemplo de las fincas rústicas sostenibles. Una finca rústica es considerada sostenible en tanto y cuanto es capaz de promover una gran eficiencia en la explotación de los recursos generando una economía respetuosa con el medio ambiente, impulsando las zonas rurales en las que se encuentra y favoreciendo la inclusión social.

En este tipo de fincas, el balance entre las emisiones y la generación de recursos se consigue gracias a diferentes medidas de adaptación como por ejemplo el fitomejoramiento para aguantar sequías, plagas o enfermedades, hacer una gestión proactiva de la tierra para aumentar el secuestro de carbono, producir de forma sostenible, practicar la agricultura de precisión que permita el laboreo mínimo que mejore las condiciones del suelo sin afectar su estructura, el uso racional y necesario de los insumos agrícolas como fertilizantes y fitosanitarios y practicar activamente la gestión integrada de plagas.

En el caso de la energía, es importante potenciar, en la medida de lo posible, el uso de energías renovables, biocombustibles procedentes por ejemplo de la digestión anaerobia de residuos orgánicos o de la materia orgánica generada por el propio ganado de la finca, potenciando así la economía circular. El uso de recursos propios, como la madera como material de construcción, podría ser también importante.

Las fincas rústicas sostenibles son una buena iniciativa para impulsar la economía y revitalizar las zonas rurales. Ahora que está saliendo en todos los medios de comunicación la preocupación por la despoblación de estas zonas, con este tipo de fincas se produce un aumento de los puestos de trabajo y de la economía de la zona favoreciendo la inclusión social y también de una preocupación sana por la preservación de estas zonas y de las innumerables especies, lugares y animales de interés que guardan en su interior.

Merece la pena pararnos a pensar en las acciones del día a día que puedan perjudicar al medioambiente. Después de la celebración del Acuerdo del Clima de París en 2015 y su objetivo de cero emisiones, algunos países como España, Suecia, Francia o Nueva Zelanda han tomado la iniciativa para llegar a las cero emisiones en 2050 o antes, para lo que están promoviendo campañas de concienciación y políticas orientadas a la mejora de la sostenibilidad en la gestión de recursos en todos los sectores.

Esto es solo un simple ejemplo de como mejorar y corregir nuestras acciones para preservar el bienestar del planeta, ahora está en nuestra mano conseguirlo o no.

 

 

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